Bogotá y sus Vendedores Ambulantes

Bogotá es una ciudad muy extensa, con muchos habitantes y algunos de ellos se las han tenido que ingeniar para ganarse la vida de formas muy particulares.

Uno de los oficios más comunes en muchas sectores de la ciudad es el de vendedor ambulante, algunas veces los odiamos... otras veces los amamos, pero definitivamente se han ganado un lugar dentro de la diversa taxonomía de bogotanos.

Definitivamente no debe ser fácil ganarse la vida empujando todo un día un carrito o cargando una maleta mientras se esconden de la policía, soportan los picantes rayos de sol, y se mojan hasta el apellido cuando llueve. Además tienen que lidiar con el desprecio de los transeuntes, vehículos y la extorsión de la que puede ser víctimas por tratar de tener un espacio en los andenes.

Auque a veces (sobre todo en época navideña) nos moleste su presencia, tenemos que admitir que gracias a ellos aprendemos:

• Idiomas, gracias a improvisados sistemas callejeros de sonido.
• Agronomía, porque conocemos la fruta o verdura que está en cosecha
• Derecho, no tan pronto el presidente ha sancionado una ley ya tienen ellos los libritos
• Microeconomía, "Todo lo que escoja a mil o dos mil pesos"

Bueno, aquí dejo algunas fotos de vendedores ambulantes de mi ciudad y espero que esta pequeña nota sirva para que toleremos un poco mejor a la gente que se gana la vida de esta forma, a aquellos que nos dicen "monito" o "monita" y que finalmente son los que nos salvan el aliento después de almorzar con una menta o un caramelo.

Recordemos que se están ganando el pan de cada día con el sudor de su frente aunque nos vendan ciruelas por cerezas o bloqueen las vías al protestar.